ANNA PLAYLIST

lunes, 26 de noviembre de 2012

Cap. 25 El Secreto De Marco


Lo último que me apetecía en ese momento era hablar, así que al entrar en la habitación me encaminé hacia mi maleta en busca de mi reproductor. Pero cuál fue mi sorpresa al descubrir que tanto eso, como mi teléfono móvil habían desaparecido. Esa era la gota que colmaba el vaso. Me levanté como una exhalación para encararme con Akamu.
¿Dónde están mis cosas? -casi le grité-. ¡Dámelas ahora mismo!
Renesmee, yo no...
Sí, tú sí. Tú debes de ser quien trajo mi maleta hasta aquí y, por lo tanto, sólo tú has podido ser el que se ha llevado mis cosas.
No fui yo quien trajo tu maleta. Recuerda que yo estuve a tu lado en todo momento y...
¿¡Entonces quién ha sido!? ¿¡O es que me tomáis por una imbécil!?
¡Renesmee, tranquilízate!
¡Yo estoy muy...! -un repentino sopor me hizo tambalearme. Jasper me cogió en brazos y me tendió en a cama. Apenas tenía fuerzas para mantener los ojos abiertos-. Jasper, no tengo... No tengo sueño.
Pero sí que lo tenía, y sabía de dónde procedía aquella repentina sensación, aunque nunca antes la había sentido de forma tan descomunal. Pasaron pocos segundos hasta que decidí rendirme y dejarme arrastrar hacia las profundidades de la inconsciencia.






Aún era de noche cuando me desperté. No había ni rastro de Jasper o Akamu. Fui hacia el balcón con la esperanza de poder estar a solas durante al menos cinco minutos. Las palabras de de Aro resonaban con fuerza en mi cabeza. ¿Cómo es que mi padre no se había dado cuenta de todo esto? ¿O es que había algo más detrás de este asunto y Aro no lo sabía? Lo que sí tenía claro es que no pensaba perdonar a mi madre si algo llegaba a ocurrirle a los abuelos Charlie y René por su culpa. Había sido una estúpida por desobedecer las normas de forma tan arriesgada. Me crucé de brazos sobre la barandilla y me sorprendí alegrándome por haber decidido alejarme de unos seres tan estúpidos. Sacudí la cabeza para deshacer la maraña de pensamientos y traté desesperadamente de dejar la mente en blanco mientras sentía como la niebla iba mojando mi cara. Habría dado cualquier cosa , lo que fuese, por poder sacar de mí los recuerdos que me asediaban y poder cerrar así la herida que seguía sangrando en mi interior.
Cerré los ojos con fuerza, y tomé una enorme bocanada de aire y apreté los puños. "¡Ya está bien! -me dije a mí misma-. ¡Se acabó! Sé que he dicho ésto miles de veces, pero no puedo seguir así. Ya no. Ha llegado el momento de separar de una vez la razón del corazón. No gano nada arrepintiéndome por cada una de las cosas que dije o hice en el pasado. Voy a demostrar que soy fuerte y que sé sobreponerme a..."
¿Renesmee?
Se acabaron mis cinco minutos de soledad. Entré de nuevo en el cuarto para encontrarme con quienes se habían convertido en una especie de guardia personal: Jasper, Akamu y Marco.
¿Podemos hablar un momento contigo?
Miré a Japer y me encogí de hombros.
¿Serviría de algo que dijese que no?
Andé cansinamente y me senté en la cama. Marco se sentó a mi lado y colocó su mano en mi hombro.
Renesmee, ¿qué te dijo Aro ayer?
No sé qué importancia puede tener eso para vosotros.
La tiene -contestó Jasper, quien parecía sumamente preocupado-. Ness, por favor, dinos qué fue lo que te dijo.
Aro me ha abierto los ojos. Me ha hecho ver lo equivocados que hemos estado durante todo este tiempo y lo estúpidos que hemos sido... sobre todo yo -añadí a media voz.
No, cielo -Marco me acarició el pelo y bajó su mano hasta mi barbilla sujetándola y girando mi cara hasta que mis ojos estuvieron fijos en los suyos-. Lo único que ha hecho Aro ha sido soltarte una enorme sarta de mentiras.
Me levanté y miré a los tres de forma desafiante.
¡De eso nada! Aro ha sido la única persona que, por primera vez en mi vida, no me ha tratado como si fuese una cría de ocho años. Sólo él ha sido capaz de tratarme de acuerdo a mi verdadera edad y de decirme las cosas a las claras y sin rodeos. Y absolutamente todas y cada una de sus palabras eran ciertas. No sé cómo demonios no me he dado cuenta antes de cómo nos estaban utilizando esas asquerosas bestias -Jasper dejó escapar una exhalación de incredulidad y frunció el ceño. Yo le miré-. No sé cómo no os dísteis cuenta vosotros.
Akamu, ¿sabes si había alguien más con ellos en aquella sala?
Marco había vuelto a adoptar su pensativo aire habitual.
En principio no, pero Aro me pidió que... -sus ojos se abrieron desmesuradamente-. ¡Claro! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Aro me pidió que fuese a buscar a Chelsea.
Sabía que esto era cosa suya... Ahora mismo vuelvo.
Marco se levantó y salió a toda velocidad. ¿Quién era Chelsea? ¿Y a qué venía todo eso ahora?
Ness, escúchame -Jasper intentó acercarse a mí, que alcé una mano para detenerle-. Escúchame, por favor. Jac... Los licántropos nunca han intentado hacer nada en nuestra contra. Tú lo sabes mejor que nadie.
Bufé y me limité a guardar silencio.
Déjalo, Jasper. Es inútil -Akamu tenía la vista fija en la puerta y se acariciaba las sienes sin dejar de pasearse de un lado a otro
Pocos minutos después, Marco regresó acompañado por un chico de unos veinte años, alto, desgarbado y rubio y con una intensa mirada del color del ámbar líquido.
Este es Cedric -anunció Marco-. Fue una especie de... regalo de Eleazar.
¿Regalo? -inquirió Akamu.
Eleazar, como ya sabes, pasó una larga temporada con nosotros. El tiene el don de detectar a vampiros dotados y de comprobar qué tipo de poder poseen y de qué fuerza. Sabía lo cansado que estaba de que Corin intentase alegrarme la vida -se fijó en la incomprensión que había pintada en mi cara, así que me explicó:- Mi esposa fue asesinada. Nunca supe a manos de quien. Aro lleva mucho tiempo intentando levantarme el ánimo mediante el don de Corin, que consiste en hacer que cualquiera se sienta contento con su estado.
Gracias a esa confesión, pude comprender el por qué de su actitud pasiva. Tragué saliva y evité su mirada.
Así que éste es el desconocido de mis visiones -murmuró Akamu observando al recién llegado con la cabeza levemente ladeada-. ¿Cómo es que nunca le había visto entre nosotros?
He puesto el máximo cuidado en tratar que nadie supiese de su existencia, sobre todo Aro y Cayo -me fijé en que Marco era el único de los tres Vulturis que no hablaba de los otros dos como "sus hermanos"-. Y ya llevo varias décadas de éxito. No veo manera de traerle sangre humana sin ser descubierto. Me acordé de Carlisle y decidí que lo mejor sería que se alimentase de los ciervos y muflones de los bosques cercanos, de ahí su mirada dorada. Conforme le vayáis conociendo, os daréis cuenta de que es un ser maravilloso, siempre dispuesto a ayudar -el joven le sonrió e inclinó la cabeza con displicencia.
¿Y en qué consiste su don? -preguntó Jasper.
¿Por qué no se lo explicas tú, Cedric?
Sin problemas -contestó el chico con una voz increíblemente sedosa y musical-. Mi don consiste en detectar si un vampiro se encuentra bajo la influencia de algún otro poder, así como en la capacidad de incrementar o eliminar dicha influencia.
Akamu y Jasper parecían fascinados. Yo estaba simplemente confundida. No entendía qué pintaba ese chico allí. Ningún vampiro me había hecho nada.
Cedric lleva años librándome de la tediosa sensación de falsa felicidad que Corin trata de imponerme. Y ahora nos dirá si, tal como sospecho, Renesmee se encuentra manipulada por Chelsea. Cuando quieras, Cedric.
El joven me miró durante unos segundos con aparente concentración y volvió a girar sus ojos hacia Marco.
Nunca había visto algo semejante -le dijo-. Está totalmente bajo su influencia. ¿Quieres que...?
No, espera un momento. Creo que primero deberíamos darle algunas explicaciones. Me temo que no está comprendiendo mucho de lo que estamos hablando -le miré con el ceño fruncido. Estaba algo liada, eso era verdad, pero también estaba enfadada... Muy enfadada. ¿Acaso se pensaban que no me habría dado cuenta de algo así?-. Renesmee, sé que ahora mismo no me creerás, pensarás que todo lo que voy a decirte es mentira, pero todos esos pensamientos y sentimientos que ahora te embargan, son fruto del poder que Chelsea está ejerciendo sobre tí -moví la cabeza con resignación, pero no dije una sola palabra-. Verás, Chelsea puede influir en los vínculos emocionales, ya sea reforzándolos o disolviéndolos. Es por eso que ahora sientes tanto odio hacia tus familiares y amigos, así como también sientes un nuevo e inusitado respeto hacia Aro.
¿Esto es lo mejor que se os ha ocurrido? Pues espero que no os creáis que esta patraña va a funcionar. Mis sentimientos no han sido manipulados por nadie.
¿Eso crees? Muy bien. Déjame que te demuestre lo equivocada que estás -Marco avanzó un par de pasos hacia mí y me miró con avidez-. El don de Chelsea es capaz de manipular cualquier tipo de lazo afectivo, excepto aquel que une a una pareja... Y ahora dime, ¿han cambiado lo más mínimo tus sentimientos hacia Jacob?
Su nombre hizo que mi corazón se detuviese durante una fracción de segundo. Llevaba mucho tiempo sin oirlo y, sobre todo, sin pronunciarlo, aunque no había estado fuera de mi cabeza en ningún momento. Si bien es cierto que tras la charla de Aro sentía cierto desprecio hacia todos mis allegados, ya fuese porque me sentía utilizada o porque les culpase de lo ocurrido, algo dentro de mí había estado buscando incansablemente una excusa que le exculpase a él de todo, algo que me dijese que lo que había sentido por mí había sido tan intenso y tan real como lo que yo había sentido... Y, muy a mi pesar, sentía. Volví a mirar a Marco con la respiración entrecortada e intentando mantener la compostura y no echarme a llorar, lo cual hacía que me escociesen los ojos sobremanera. Jasper se acercó a mi lado y trató de cogerme la mano. Pero yo me alejé para impedírselo. No necesitaba que nadie se apiadase de mí.
Marco le pidió por gestos a Cedric que se acercase.
Jasper, es de suma importancia que evites usar tu don sobre Renesmee ahora, o lo que Cedric va a hacer no serviría de nada. Sé que te resultará difícil, y te diría que puedes irte si quieres, y así evitarte el mal trago, pero también sé que no querrás hacerlo. Debes dejar que sus sentimientos fluyan de manera normal. Renesmee, deja que Cedric se acerque a tí. Cuando él termine, podrás comprobar si tenías razón o, por el contrario, la teníamos nosotros.
El chico avanzó lentamente hacia mí, que temblaba de la cabeza a los pies, y me tomó de las manos.
Ahora mírame, por favor.
Con desconfianza y convencida de que no serviría de nada, pero dispuesta a demostrárselo, sujeté sus manos y fijé mis ojos en los suyos. En seguida empecé a nota un calor asfixiante. La vista se me nubló y empezó a dolerme intensamente la cabeza. Me invadió una oleada de ira que me hizo querer gritar y golpeare. Pero la ira enseguida dio paso a una total desolación. Rompí a llorar amargamente sin poder hacer nada para evitarlo. Mi cabeza parecía a punto de estallar. Y cuando creía que no podía sentir más dolor, me invadió una placentera sensación de tranquilidad. El dolor de cabeza desapareció junto con el calor y recuperé la visión. Durante un segundo, pensé que Jasper no había podido evitar usar su don en mí, pero desheché la idea rápidamente en cuanto le miré. Estaba tenso y parecía aún más pálido de lo normal. Probablemente había experimentado los rápidos cambios de humor al mismo tiempo que yo. Parecía estar sufriendo. Solté a Cedric y me arrojé a sus brazos.
Lo siento -sollocé-. Siento haber desconfiado de vosotros.
No ha sido culpa tuya -susurró besándome en la frente.
Sí que lo es. Todo es culpa mía. ¿Cómo he podido dudar de vosotros? ¿Cómo he podido creerle?
Todo eso te lo ha provocado Chelsea -repitió Akamu una vez más-. En realidad, tú nunca desconfiaste de nadie.
Caminé hacia la cama y me senté. Estaba exhausta. Como si llevase horas y horas corriendo sin parar. Miré a Cedric, quién continuaba mirándome fijamente. Y entonces me asaltó una duda.
Marco, ¿cómo has hecho para que Aro no descubra a Cedric?
A pesar de su sonrisa, una sombra de tristeza oscureció su rostro.
Mis recuerdos le atormentan de tal manera que decidió que era mejor no mantener mucho contacto con ellos. Así que apenas se acerca a mí y, cuando lo hace, se limita a ver únicamente aquello que le interesa en ese momento. Mi esposa Dydime era su hermana.
¿Nunca tuviste algún indicio de quién...?- me mordí el labio inferior, arrepentida por haber hurgado en un recuerdo que debía de ser tan doloroso para él.
Desistí en la búsqueda del asesino tras muchos años de infructuosas investigaciones. Aunque, por supuesto, siempre tuve mis sospechas... Ella jamás abandonaba este lugar, por lo que debió hacerlo alguien cercano, pero nunca encontré ninguna prueba, por lo que decidí que lo mejor era rendirme y... asumir su pérdida.
Todos los presentes guardamos silencio mientras él se perdía entre sus recuerdos. No podía siquiera imaginarme lo que debía sentirse al perder a la persona más importante de tu vida. Incluso ahora, a pesar de que todo había terminado entre nosotros, no podría soportar que algo le ocurriese a... a Jacob.
Jasper se removió incómodo, molesto por la repentina atmósfera de tristeza. Marco le sonrió y me miró.
Y ahora llega lo complicado de todo este asunto. Aro va a querer que sigas yendo a verle. Cuanto más tiempo pases expuesta al don de Chelsea más fuerte se vuelve su efecto, y para él sería muy importante contar contigo como aliada cuando llegue el momento de... -carraspeó y desvió levemente la mirada-. de enfrentarse a vuestra familia.
A pesar de que ese dato era algo obvio, sentí como si me hubiesen pateado fuertemente el estómago. No tenía la menor idea de cómo podía terminar esta historia. Y el presentimiento de que algo grave iba a ocurrir cayó sobre mí como un grueso y asfixiante manto.
Pero en cuanto Aro la toque, descubrirá que ella... que nosotros...
Tranquilo, Jasper -terció Marco-. Ya se nos ocurrirá algo para que Aro no pueda...
Yo sé cómo hacer que Aro no quiera tocarme -una idea se encendió en mi cabeza como una bombilla. Todos me observaban expectantes-. Veréis, ayer, mientras Aro hablaba conmigo, no sé muy bien por qué, se me vino a la cabeza uno de los chicos que... Bueno, uno de los chicos que ví cuando Cayo me llevó a la habitación donde vosotros os... alimentáis... El caso es que al verlo, Aro se apartó rápidamente de mí, lo cual me llevó a pensar que no es capaz de tolerar ese tipo de recuerdos. No es del todo seguro, pero me temo que no se nos va a ocurrir nada mejor.
Es muy probable que tengas razón -convino Marco-. Es mejor eso a nada. De hecho, tienes bastante razón. Aro nunca ha llevado muy bien eso de visualizar a sus víctimas. Así que puede que tu idea sea buena.
No lo sabremos hasta que no lo intente- suspiré y dejé caer la cabeza hasta tener la barbilla pegada al pecho. La idea de ver como mi familia debía enfrentarse a los Vulturis no dejaba de dar vueltas en mi cabeza.

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